Estoy emocionadísima con mi boda, chicas, ya voy viendo vestidos ahora en los saldos. Sé que será verde. También me voy a poner el pelo a mechones verdes y las uñas verdes. No sé porque doy tantos detalles, si es que me pierde la boca. Quiero que sea una sorpresa. No les voy a decir nada. Espero que nadie me haya oído.
Andrómeda qué, cómo vas con la boda. Voy. Voy. No cuentas nada. No. Y eso, raro en ti. No. Sabes que te digo, Bonita, que hace años además de a hablar por los codos aprendí a decir No. Y, no, no te voy a contar nada de mi boda, y como te pongas pesada te retiro la invitación que hoy no tengo el coño para ruidos. Entonces, qué pasó. Qué pasó. Me llamó el del poli amor y me dice que voy de guay y soy una estrecha. Digo, chaval, no te pases, que las hostias están de saldo también. El tío, como está bueno, se cree que a todas se nos van a caer las bragas, y las mías, con él, con ventosas las llevo. Ya, Andrómeda, pero, aunque te cases contigo tendrás sexo, no¿ Mira que me lo estoy pensando. Igual con el santo sacramento hago casto voto de fidelidad. Justo hoy que te voy a invitar a um jantar con unos italianos que están por unos días en Lisboa. Italianos, ni me hables de italianos, que ya sabes lo que nos pasó con aquellos en Firenze, o te olvidaste, memoria Nemo. Claro a ti como te da igual uno que mira para la izquierda como para la derecha. A mí no, majo. Ahora me llamas majo, antes me llamaste Bonita, me gustaba más. Por mucho que vengas a nuestro club de solteras sigues siendo macho, chaval, que pierdes el norte en cuanto te da un poco el sol. Uuuuh, cómo estás hoy. Me voy. Después te whatsAppeo para la cena.
Y ahí se va Marcelo meneando el salero de origen italiano. Llegó a Lisboa por amor y se quedó por desamor. No le dio la energía de tanto llorar para regresar a Firenze. Lo conocí allá en un curso que hice (poner algo de documentales) durante el invierno de 2008. Desde entonces somos amigos o amigas, porque a Marcelo le gusta más que le hablemos en femenino. A los pocos años conoció en Bolonia a un portugués, guapetón, actor, y se vino detrás de él. Marcelo dice que vino al lado de él. Bueno todas nos engañamos con estas cosas. Joder, estoy hablando sola otra vez.
No sé si voy a ir a la cena de esta noche. Ya dije que no tengo el coño para ruidos. Y los oídos menos. Estoy saturada de tantos audios. Igual me quedo en el apartamento y… Andrómeda me decías algo. No, mujer, yo aquí conmigo misma y mi mismo. Le estoy hablando a mi masculino para que se empodere más. Dios, Andrómeda, cada día estás más cencerro. Esta psicóloga que vas, Filipa, no. Sí, Filipa. Tú crees que te está haciendo bien o que está aún peor que tú. Pues mira, guapa, no lo sé. A mí me gusta y practico portugués con ella de lo lindo que ya sabes lo que me cuesta. Yo madrileña de cepa pura, de Chamberí, vamos. Que sí, Andrómeda que eso ya me lo has contado mil y una noches y días. Mira, hoy estáis todas que no hay quién os tosa. Sabes qué te digo, que me voy a ir a mi apartamento y me voy a dar una ducha de agua fría y una panzada de cine clásico. Sí, de ese que no hay quién lo mastique. No masticas tú, que eres una analfabeta en lo … Que sí, que tienes razón. Cómo vas con la boda. Pues de eso ni mencionar te quiero porque va a ser todo sorpresa. Tú ocúpate de ir divina de la muerte, y de preparar algo que haga reír o llorar, o las 2 cosas, de llevar la cinta métrica, varias mascarillas, y, bueno, un regalo, que, aunque me case conmigo misma, también voy a hacer lista de bodas. Lista de tontas mas bien Andrómeda, porque aquí todas seguimos enganchadas con las exparejas, y exparejos, tú eres la única que te lanzas al… Mujer, por fin dices algo inteligente
(retazo de la novela coral que voy escribiendo en vivo y en directo en las calçadas de Lisboa)